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martes, 23 de febrero de 2010

COLUMNA INVITADA

Por Marcela Gómez Salce

Periódico MILENIO

La verdad de la religión, mi estimado, descansa en su misma oscuridad. Indudable que algo debe estar podrido en el interior de los legionarios (con minúsculas) de Cristo para que estén en el mood de andar vendiendo el arrepentimiento, el abatimiento, el remordimiento y la pesadumbre por todos los imperdonables abusos cometidos por su fundador Marcial Maciel, quien salió con la lindura de tener mujeres, familias, hijos, sin contar con su execrable lista de violaciones contra cientos de personas que se atrevieron a denunciarlo pagando las severas consecuencias.

Ahora resulta que esta legión de muchachazos con sotana difundieron en un comunicado la palabrería de su secretario general Evaristo Sada durante el encuentro whatever de familia y juventud señalando que ahora que conocemos las cosas negativas, me duele mucho constatarlo, me duele por las personas que han sufrido, me duele que se haya provocado desprestigio al sacerdocio católico.

Chingón.

Estos genios de la mercadotecnia($) católica apenas se están dando cuenta y conociendo las cosas negativas de las barbaridades de su fundador, olvidando que cuando la lacra de Dios vivía y las víctimas se atrevieron a denunciar, la cadena (del retrete) de amenazas, presiones y mensajes no se hizo esperar, desencadenando una cascada de maniobras para desacreditar las escalofriantes versiones de un enfermo que durante años gozó de la impunidad y el cobijo de la iglesia católica (of course, ídem) del Papa Juan Pablo II y de las tan acreditadas sotanas mexicanas.

Aunque el verdadero quid de fondo de este descubrimiento del hilo negro, my friend, fueron las formas de Benedicto XVI, quien ha empujado una investigación mundial para tener completa la radiografía y cuyos resultados no tardan en pararle los pelos de punta. Eso sumado al misil vaticano que, literalmente, le tiró los dientes a los sacerdotes irlandeses por uno de los peores escándalos de abusos y violaciones que siguen ensombreciendo la divina luz de Roma…

Si bien México, amable lector, no canta mal las rancheras. Sobre todo cuando sus faldas largas jugaron un rol fundamental en el encubrimiento del engendro Maciel, sobresaliendo el apoyo de Norberto Rivera, poderoso jerarca católico que gusta del buen vestir y del buen comer. Como cándido dato habría que preguntarle al cardenal el atractivo intercambio de palabras con una atractiva comensal, en uno de esos notorios cumpleaños donde se junta la fauna (¡¿y flora?!) de la clase política, sobre el tipo de calzado que lucía este príncipe de la iglesia.

Ahí donde le espetaron, ante la cara de what?! del marido (Ave María Purísimaaaaaa), que era imperdonable el lujo de los zapatitos en su figura que debería mostrar, digamos, un poquito de sencillez, sobriedad y... austeridad.

Cualidades que, estará de acuerdo, no están en el estupendo código católico del surrealismo mexicano al que le cae (go figure) del cielo el sugestivo caso del sacerdote ejecutado, porque fue una ejecución, de José Luis Parra, quien era vicario del Sagrario Metropolitano y uno de los operadores de… ¡adivinó usted!, Norberto Rivera Carrera.

El extraordinario caso desencadenó que algunas falditas largas presionaran al mexiquense Enrique Peña Nieto, ya que en su tierra sembraron, no, no... abandonaron la camioneta que supuestamente se iban a robar. El detallín, mi estimado, es que se hizo la simpática intentona de que el asunto lo investigara la procuraduría mexiquense —que trae algunos problemitas domésticos— y así tripular la información, que incluye la del testigo que hoy espera arraigo, my friend, por sus singulares contradicciones, Ulises Amado Almicar.

El mismo, que junto a quien disparó son claves en esta celestial tenebra que pudiera tener ingredientes ideales para un escándalo de Best seller. Sexo, poder, religión, traición y dinero…

¿Le atrae el divino coctelito...?












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domingo, 21 de febrero de 2010

¿Orden cronológico?


Escultura del artista madrileño Eugenio Merino que ha provocado las protestas de la embajada Israelí en España. Nos preguntamos, más allá del pretendido "ecumenismo" aducido por el artista, si el orden de los personajes (rabino, sacerdote y musulmán de arriba a abajo) es estrictamente cronológico.





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