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viernes, 18 de abril de 2008

La Carta

Alfonso Romero Hernández
Escritor - Permanente

En la umbría soledad de la celda conventual, Agnes, la novicia intenta con gran esfuerzo, escribir una carta a Monseñor.


Pero, ¿cómo dirigirse a tan conspicuo personaje una novicia insignificante que recién abrazó la vida de claustro, una simple mujer?.

Después de meditar sobre la forma más adecuada y respetuosa de comenzar su epístola decidió escribir: "Querido Monseñor". Inmediatamente la duda le asaltó al tiempo que sus virginales mejillas adquirían la rubicunda marca del rubor.

¿Querido? eso es una desmesura. ¡Qué podrá pensar Monseñor!

¡Ave María purísima! qué expresion tan inadecuada... dispúsose pues a enmendar el yerro y escribió:

"Su excelentísima y Eminentísima presencia" inmediatamente reflexionó sobre si no sería un exceso que pudiera interpretarse como adulación vana, retórica vacua... algo más sobrio sin perder el respeto...y entonces escribió:

"Sr. Monseñor"

¿señor Monseñor? de inmediato cambió de parecer al notar que en aras de sobriedad había caído en el mundanal trato secular, en la forma más común y coloquial que los laicos utilizan además de la inaceptable cacofonía resultante de aparear dos vocablos terminados en la sílaba "or".

En su afán cada vez más desesperado recorrió el vasto catálogo de títulos y nomenclaturas que a su mente acudían cual desfile léxico-filológico y entonces pasó por Apreciado, Estimado, Respetado, Ilustre, Sapientísimo, Santo varón, Príncipe de la iglesia, Pastor de almas, Vicario honestísmo y unos cuantos más que al autor de estas líneas se le escapan por abundantes.

De pronto, en un arrebato de inspiración muy probablemente atribuido a la intervención divina pensó que lo mejor sería utilizar un título que, si bien breve, encerrara la grandeza y la humildad a la vez y que siendo acorde con la altísima estatura de su destinatario, se alejara de la soberbia y la adulación innecesaria...

¡Don!. Sí, cómo no lo pensé antes..."Don Monseñor".

¿Don Monseñor?...le asaltó la duda...¿es válido decirle Don a un Monseñor?, ¿se le puede poner el "Don" a un respetabilísimo Monseñor?.

Acostumbrada como estaba a no tomar decisiones propias sino antes bien consultar cualquier asunto por elemental que fuera con la madre superiora, a ella se dirigió para consultarle...

-Madre- le dijo con humildad y temor de interrumpirla- ¿Monseñor se pone con "Don"?.

A lo que la madre respondió sin titubear -¡pero claro hermana que se pone condón! si así no fuera este santo lugar en vez de ser convento sería guardería!.



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3 comentarios:

Christian dijo...

Muy bueno Alfonso.

Pues ahí esta, lo más indicado era empezar con:

"Hipócrita y promiscuo Monseñor:"

Anónimo dijo...

Molto grazioso.

Habrá que agradecer al Monseñor, que es consciente de los riesgos que implica una relación sin protección.

Anónimo dijo...

Excelente trabajo mis felicitaciones a Alfonso.

Por cierto, creo recordar que antes subían más entradas no?

Saludos a todos y que dios los bendiga, jajajaja.