JAQUE MATE
Sergio Sarmiento
19 Jul. 07
"El celibato es la peor forma de abuso de uno mismo".
Peter de Vries
Finalmente la arquidiócesis de Los Ángeles tomó la decisión de llegar a un acuerdo extrajudicial para evitar un proceso que la pondría en el banquillo de los acusados ante más de 508 presuntas víctimas de actos de abuso sexual. Éstos habrían sido realizados por sacerdotes cuando las víctimas eran menores de edad. No ha sido un acuerdo barato. La arquidiócesis encabezada por el arzobispo y cardenal Roger Mahoney ha aceptado pagar 660 millones de dólares a cambio de que el caso no se presente en los tribunales.
No es el primer pago ni el último que hace la Iglesia Católica de Estados Unidos a presuntas víctimas de abusos sexuales a menores. Se calcula que la institución ha desembolsado más de 2 mil millones de dólares en los últimos años en acuerdos extrajudiciales. Más de 10 mil personas en la Unión Americana han afirmado haber sido objeto de abusos por parte de sacerdotes desde los años cincuenta.
Todas estas indemnizaciones las han obtenido las víctimas en arreglos extrajudiciales porque la Iglesia no quiso enfrentar juicios civiles. Los acuerdos han evitado que los sacerdotes o sus superiores tuvieran que testificar. Ninguna denuncia penal en contra de los sacerdotes ha fructificado hasta ahora. Por ello ninguno ha sufrido un castigo penal por sus presuntas faltas. Los castigos han sido todos internos de la Iglesia.
Es muy claro que no todos los sacerdotes han cometido abusos. La enorme mayoría, sin duda, vive sus votos con fidelidad. Pero no se puede minimizar la magnitud del problema. Si bien no puede descartarse que algunas de las acusaciones no sean verídicas, también es muy probable que muchas víctimas simplemente hayan decidido callar su experiencia. Nadie sabe cuántos casos de abusos ha habido realmente en Estados Unidos o en otros países.
Para mí es inevitable relacionar los abusos sexuales con el celibato sacerdotal. En otras ocasiones, cuando he hablado en esta columna de un posible vínculo entre ambos temas, algunos sacerdotes amigos me han dicho que no hay ningún lazo entre una cosa y la otra. Hay pederastas en todas las profesiones, me dicen, especialmente en aquellas en las que hay contacto con niños. Son muchos también los casos de maestros culpables de abusos a menores y rara vez son célibes.
Quizá. Pero la verdad es que no hay suficiente información estadística que nos permita tener certeza, en parte porque poca gente está dispuesta a aceptar que ha cometido abusos de niños o que ha sido objeto de abusos sexuales en su niñez. Sin embargo, el número de casos de pederastia, especialmente homosexual, en que se ven involucrados los sacerdotes, parece ser muy superior a la norma en la sociedad en su conjunto.
El celibato sacerdotal no era una práctica en la Iglesia primitiva. Varios de los apóstoles de Jesús estaban casados, en tanto que san Pablo pedía a los obispos y diáconos que fueran "maridos de una sola mujer" (1 Timoteo 3:2-12). Durante siglos fue común que los sacerdotes estuviesen casados o que tuvieran parejas.
En el siglo IV empezaron a surgir las primeras admoniciones en contra del matrimonio de los sacerdotes. La práctica del celibato se fue imponiendo en el Medievo, junto con restricciones a la posibilidad de que los clérigos pudieran heredar sus propiedades a sus hijos, ya que éstas debían quedar en manos de la Iglesia. Fue en 1022 cuando el Papa Benedicto VIII prohibió definitivamente el matrimonio de los sacerdotes. Utilizó como fundamento la frase de Mateo 19:12: "Hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos".
A pesar de eso, muchos sacerdotes y prelados siguieron teniendo relaciones sexuales de manera abierta. Alejandro VI, el Papa Borgia, cuyo pontificado duró de 1492 a 1503, es el ejemplo más sonado, pero hubo muchos más. Los protestantes, en cambio, citaban pasajes del Nuevo Testamento para defender el matrimonio de los sacerdotes. Ahí está la primera epístola del apóstol Pablo a Timoteo: "Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe... Con hipocresía hablarán mentira... Prohibirán casarse... Porque todo lo que Dios ha creado es bueno" (1 Timoteo 4:1-5). Ya en 1967 el Papa Paulo VI buscó ponerle fin de una vez por todas al prolongado debate con su encíclica Sacerdotalis Caelibatus, en la que ratifica la práctica y rechaza que sea contra natura.
La posible relación entre la pederastia homosexual y el celibato no puede decidirse con precisión científica, pero es imposible que la sociedad cierre los ojos a la aparente mayor incidencia de casos de pederastia entre sacerdotes que en la sociedad en general. Sería cuando menos bueno profundizar en el estudio del tema. Hay razones serias para pensar que una práctica que no estaba presente en el cristianismo original, y que no tiene sustento en las enseñanzas de Jesús, no debe mantenerse en la Iglesia Católica, sobre todo si puede ser factor en una de las peores conductas de quienes deben ser ejemplo de rectitud.
Sergio Sarmiento
19 Jul. 07
"El celibato es la peor forma de abuso de uno mismo".
Peter de Vries
Finalmente la arquidiócesis de Los Ángeles tomó la decisión de llegar a un acuerdo extrajudicial para evitar un proceso que la pondría en el banquillo de los acusados ante más de 508 presuntas víctimas de actos de abuso sexual. Éstos habrían sido realizados por sacerdotes cuando las víctimas eran menores de edad. No ha sido un acuerdo barato. La arquidiócesis encabezada por el arzobispo y cardenal Roger Mahoney ha aceptado pagar 660 millones de dólares a cambio de que el caso no se presente en los tribunales.
No es el primer pago ni el último que hace la Iglesia Católica de Estados Unidos a presuntas víctimas de abusos sexuales a menores. Se calcula que la institución ha desembolsado más de 2 mil millones de dólares en los últimos años en acuerdos extrajudiciales. Más de 10 mil personas en la Unión Americana han afirmado haber sido objeto de abusos por parte de sacerdotes desde los años cincuenta.
Todas estas indemnizaciones las han obtenido las víctimas en arreglos extrajudiciales porque la Iglesia no quiso enfrentar juicios civiles. Los acuerdos han evitado que los sacerdotes o sus superiores tuvieran que testificar. Ninguna denuncia penal en contra de los sacerdotes ha fructificado hasta ahora. Por ello ninguno ha sufrido un castigo penal por sus presuntas faltas. Los castigos han sido todos internos de la Iglesia.
Es muy claro que no todos los sacerdotes han cometido abusos. La enorme mayoría, sin duda, vive sus votos con fidelidad. Pero no se puede minimizar la magnitud del problema. Si bien no puede descartarse que algunas de las acusaciones no sean verídicas, también es muy probable que muchas víctimas simplemente hayan decidido callar su experiencia. Nadie sabe cuántos casos de abusos ha habido realmente en Estados Unidos o en otros países.
Para mí es inevitable relacionar los abusos sexuales con el celibato sacerdotal. En otras ocasiones, cuando he hablado en esta columna de un posible vínculo entre ambos temas, algunos sacerdotes amigos me han dicho que no hay ningún lazo entre una cosa y la otra. Hay pederastas en todas las profesiones, me dicen, especialmente en aquellas en las que hay contacto con niños. Son muchos también los casos de maestros culpables de abusos a menores y rara vez son célibes.
Quizá. Pero la verdad es que no hay suficiente información estadística que nos permita tener certeza, en parte porque poca gente está dispuesta a aceptar que ha cometido abusos de niños o que ha sido objeto de abusos sexuales en su niñez. Sin embargo, el número de casos de pederastia, especialmente homosexual, en que se ven involucrados los sacerdotes, parece ser muy superior a la norma en la sociedad en su conjunto.
El celibato sacerdotal no era una práctica en la Iglesia primitiva. Varios de los apóstoles de Jesús estaban casados, en tanto que san Pablo pedía a los obispos y diáconos que fueran "maridos de una sola mujer" (1 Timoteo 3:2-12). Durante siglos fue común que los sacerdotes estuviesen casados o que tuvieran parejas.
En el siglo IV empezaron a surgir las primeras admoniciones en contra del matrimonio de los sacerdotes. La práctica del celibato se fue imponiendo en el Medievo, junto con restricciones a la posibilidad de que los clérigos pudieran heredar sus propiedades a sus hijos, ya que éstas debían quedar en manos de la Iglesia. Fue en 1022 cuando el Papa Benedicto VIII prohibió definitivamente el matrimonio de los sacerdotes. Utilizó como fundamento la frase de Mateo 19:12: "Hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos".
A pesar de eso, muchos sacerdotes y prelados siguieron teniendo relaciones sexuales de manera abierta. Alejandro VI, el Papa Borgia, cuyo pontificado duró de 1492 a 1503, es el ejemplo más sonado, pero hubo muchos más. Los protestantes, en cambio, citaban pasajes del Nuevo Testamento para defender el matrimonio de los sacerdotes. Ahí está la primera epístola del apóstol Pablo a Timoteo: "Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe... Con hipocresía hablarán mentira... Prohibirán casarse... Porque todo lo que Dios ha creado es bueno" (1 Timoteo 4:1-5). Ya en 1967 el Papa Paulo VI buscó ponerle fin de una vez por todas al prolongado debate con su encíclica Sacerdotalis Caelibatus, en la que ratifica la práctica y rechaza que sea contra natura.
La posible relación entre la pederastia homosexual y el celibato no puede decidirse con precisión científica, pero es imposible que la sociedad cierre los ojos a la aparente mayor incidencia de casos de pederastia entre sacerdotes que en la sociedad en general. Sería cuando menos bueno profundizar en el estudio del tema. Hay razones serias para pensar que una práctica que no estaba presente en el cristianismo original, y que no tiene sustento en las enseñanzas de Jesús, no debe mantenerse en la Iglesia Católica, sobre todo si puede ser factor en una de las peores conductas de quienes deben ser ejemplo de rectitud.
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